No hay suficientes días en el año para celebrar cada una de las causas que queremos apoyar y celebrar.
El hecho de que a nivel internacional haya un día reservado a la mujer muestra la importancia de este asunto y la cada vez mayor conciencia de que las mujeres deben equiparse en todos los ámbitos a los hombres. Es justo reconocerles lo que hasta hace muy poco no se les había reconocido y celebrar que, gracias a muchos, las mujeres van conquistando terrenos que hasta ahora se les habían vetado.
Me alegra enormemente ver cómo compañeras, amigas y desconocidas son reconocidas en sus respectivas empresas y promocionadas, liderando pequeñas (o grandes) áreas de nuestro mundo. Aunque también he visto cómo muchas de ellas ya habían alcanzado cotas profesionales muy altas mucho antes de que existiese el 8M. Merecidísimo lugar gracias a su esfuerzo. Es todo un éxito.
Pero ¿qué es el éxito? Según la RAE, en su primera acepción, se define como “Resultado feliz de un negocio, actuación, etc.”. Pues ahora la hemos liado…dice “feliz” …. Entonces, ¿quién decide lo que me hace feliz o lo que es el éxito para mí?
Creo que en nuestro esfuerzo por querer ayudar a las mujeres a empoderarse hemos generalizado el concepto de éxito y lo hemos reducido al éxito profesional. Hemos entrado en una espiral de presión social que nos impacta muy directamente y me hace cuestionarme: ¿hay que denostar el éxito del hombre para que luzca el de la mujer? ¿hay que darlo todo por una carrera profesional sacrificando otras áreas personales o familiares que quizá me satisfacen más? ¿he de sentirme culpable porque creo en la igualdad de hombres y mujeres?
Lo que está en juego no es sólo si las mujeres son reconocidas (que en mi opinión es importante y necesario) sino nuestra capacidad como individuos de empoderar a otros (hombres y mujeres) reconociendo honestamente su mérito, su esfuerzo, y su elección personal por conseguir el tipo de éxito que cada uno busca en su vida. Necesitamos a todos para avanzar.
ELENA GARCÍA BOU
Life & Business Coach